Disyuntiva literaria, ¿leo o no leo este libro?

18:49 Nozomi 0 Comments




El día de ayer llegó a mis manos un libro súper recomendado por más de una persona en los círculos literarios que yo me muevo, los cuales son bastantes variados, desde lugares de publicación amateur, hasta foros de crítica a historias de terror, historias rosas y de vampiros. Y al ver en el lomo del libro el nombre de la autora, me hice la pregunta que acompaña esta entrada.

Por andar metida desde hace años en diversos recovecos internáuticos, pues sé más de una anécdota de algún conocido escritor. En este caso, me es sabido que la autora de este libro en su personalidad deja mucho que desear. La arrogancia que la caracteriza, la cuale he leído en algunas entrevistas y otras cosillas que sé de primera mano, hacen que me dé vergüenza ajena, ya que yo, más que bien, intento abrirme paso en este mundo de escritores haciéndome camino al andar, parafraseando a José Luis Perales. El asunto es que, por muy buenas recomendaciones y la laureada trayectoria de esta escritora, yo reflexiono y me lo pienso dos veces si me animo a leer algo suyo. Y aquí me acordé que lo mismo me pasó con dos Premio Nobel hace tiempo atrás.

Cuando escuché hablar de Camilo José de Cela por primera vez, me encontraba yo en la escuela. En aquella ocasión el profesor de literatura no nos mandó a leer nada suyo. De este modo, él quedó en mi agenda mental imaginaria de “Pendientes”. Años después, me enteré de él algo que no me gustó para nada. Y es que, por conocidas investigaciones, se descubrió que este escritor había fungido de espía en la Dictadura de Franco en España, delatando la ubicación de sus compañeros escritores que se oponían al régimen militar. Algo nada loable, por cierto y que destiñe la buena opinión que yo tenía de este famoso Premio Nobel hasta ese momento.

Hace meses atrás, cuando fui a una Feria del Libro en mi ciudad, me encontré con uno de los libros más famosos de Cela, “La colmena”. Como mi presupuesto para ese instante ya estaba disminuido, ya que ya había gastado todo lo que había llevado en otros libros de mi colección, pues no me hallé en la disyuntiva de si comprarlo o no. Pero, mi pregunta de si leerlo o no salió a la luz por pocos segundos, a pesar de que no me encontrase en posición de poder adquirirlo.

Años atrás, en la campaña presidencial de mi país en el 2011, aún a pesar de que no creo mucho en política, como toda ciudadana yo tomé posición por uno de los partidos que se presentaban.  El grupo por el que opté se caracterizó por usar las redes sociales más que cualquier y hacer llegar sus propuestas.  Y la prensa resaltó la estrategia publicitaria de aquél partido político, ya que, decía que estaba revolucionando las campañas políticas hasta entonces vistas, buscando un acercamiento con la juventud gracias al internet.

Todo hubiera sido normal, si es que no fuera por algo que hizo que me decepcionara de uno de mis Premio Nobel favoritos. Mario Vargas Llosa, quien apoyaba a otro partido político, señaló que los jóvenes que seguíamos al grupo político de mi preferencia  y que nos caracterizábamos por chatear “pensábamos como monos”.

Ya hasta entonces sabía que Vargas Llosa era bastante tradicional. Sus ideas de derecha, como el liberalismo económico, su apoyo a las corridas de toros, entre otras cosas, hacen que discrepe con él en muchísimas de sus ideas. Pero no por esto dejo de admirar su obra literaria, a tal punto que mi biblioteca personal lo tiene entre sus favoritos. Sin embargo, esta era la primera vez que me sentí afectada por alguna de sus polémicas declaraciones, ya que yo, al hacer uso regular del chat, me encontraría dentro del supuesto grupo que según este escritor “pensamos como monos”. Y aquí, a modo de ironía, debería escribir el sonido onomatopéyico que refleja el lenguaje de comunicación de estos primates.

Debido a esto, por meses me mantuve renuente a querer leer algo escrito por mi compatriota. Sin embargo, la molestia me duró poco. Si bien sus diversos actos polémicos no llegan a la altura de la decepción que me produjo Camilo José de Cela, pues mi fascinación por su pluma pudo más que mi malestar. Y aquí llego a mi conclusión final de este post.

Tengo que aprender a separar la calidad de persona de la del escritor. Aunque muchas veces esto sea bastante difícil de llevar, ya que, al ser yo un intento de escritora este último año, sé que al escribir dejamos nuestra alma y persona en nuestras creaciones literarias. Sin embargo, debo hacerlo. Porque por este tema me estaría perdiendo de leer una joya literaria.

Y diciendo esto, me voy a leer la primera página del libro de esta best seller que tengo en mi mesa.

PD. Por si mis compañeras forofas del foro de literatura que me la recomendaron, me preguntan para confirmarles a qué escritora me refiero, sepan que no les contestaré. Aunque, por mis opiniones dejadas el día de ayer viernes en el tema de discusión, creo que no es necesario decir algo más. 

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