Crónica de una Moleskine Rosa
Quienes me conocen saben que soy coleccionista de varias cosas, entre ellas, de las libretas de notas para apuntar diversas ideas para mis libros que escribo, en especial, siguiendo este interesante artículo de Literautas sobre cuadernos inspiradores para escritores.
Tengo pequeños cuadernitos espiralados de lo más variopintos posibles, entre ellos, uno de páginas negras que compré cuando vivía en Estados Unidos tiempo atrás (que todavía no sé cómo escribir algo en él, cuando descubra un lapicero de tinta blanca supongo), de un Death Note (en el cual no he puesto el nombre de nadie para matar como en el famoso anime, pero sí ideas para mis libros), etc. En esta colección friki faltaba uno que ansiaba desde hace un año: el Moleskine.
¿Cómo nació este tonto y superficial deseo? Pues a continuación se los cuento.
Desde el año pasado que sigo y leo a un famoso escritor peruano, Iván Thays, en su blog Moleskine Literario. Al principio el nombrecito se me hizo de lo más raro, pero atractivo. Y buscando en Google me enteré de que el nombre tiene toda una historia detrás.
Según Wikipedia, el Moleskine es una libreta de culto, cubierta por una tela llamada Moleskin, teniendo una banda elástica y un lomo que permite que la libreta esté abierta. Para más explicación de la historia que está detrás de aquélla, cito a la web:
El impulsor más famoso del Moleskine fue Bruce Chatwin, que utilizó este tipo de cuaderno en todos sus viajes, y escribió sobre ellos. La fuente original de Chatwin de cuadernos desapareció en 1986, cuando el dueño de la distribución en París donde él los compraba falleció llevándose el secreto a la tumba. El Moleskine moderno se forma gracias a las descripciones de Chatwin acerca de los cuadernos que él utilizó.
Según se dice, se cree que artistas como Ernest Hemingway y Picasso utilizaron este tipo de libretas.
Yo, como soy una gran fanática de estas tonterías (dada mi personalidad innata por el frikismo de coleccionar pequeñeces que hagan más divertida mi vida), pues desde entonces quise uno. Averigué si en mi país lo vendían. Busqué y busqué en cuánta librería cruzaba por mis ojos, pero todas me decían que no. Inclusive, más de un vendedor me miraba con ojos extraños cuando les preguntaba por la libreta con una cara de "¿De qué coño me hablas?". Finalmente, recuerdo que en el mes de Agosto o Setiembre pasado, di con una web que los traía, pero sólo a pedido y en color negro. El precio por el mismo era carísimo y se tenía que cancelar por adelantado, sin incluir importes de aduanas y demás, y sin ninguna garantía porque era una página de facebook cualquiera.
Como sabía que el Moleskine lo vendían en España y estaba pensado que mi novio viajase este año a su país, aunque todavía no teníamos una fecha exacta, pues decidí esperar. Buscando en las páginas webs de las tiendas de este país, pues las ofrecían de todos los tamaños y colores posibles. Así que, cuando por fin se dio la ocasión y mi novio viajó a España semanas atrás, le encargué el pedido de mi ansiada libreta.
Hoy en la tarde él me acaba de confirmar la compra de mi Moleskine rosa de 13 x 21 cm. Como yo soy bastante pesadita y fiel de la frase de mi país "Fotografía manda", pues le pedí que le tomase una foto para ver si la noticia era cierta (ya sabía que lo era, pero era una broma de piques entre ambos). Y aquí llegó la foto que a continuación muestro con mi tan ansiada libreta de notas
Todavía falta tenerla en mis manos, ya que mi novio aún está en tierras españolas. Sin embargo, sé que no falta mucho para tener una libreta parecida a la que tuvo Chatwin para anotar todas las ideas y demás para las historias que produce siempre mi inquieta imaginación. Y cuando la tenga conmigo podré por fin decir: "Llegaste a los brazos de mamá, bebé".
Hasta otra ocasión ;)
1 comentarios: