Manifiesto contra la alergia romántica
Yo suelo tener muchas aficiones, las cuales son muy disímiles entre sí. Una de tantas, por supuesto, es escribir historias más orientadas al género romántico y de las cuales suelo publicar en internet. Pero esto no es todo. Gusto de leer mangas dirigidos a un público femenino, los llamados shojos y joseis. Sin embargo, también gusto de leer mangas dirigidos a un público más amplio, los shonen, de ciencia ficción y de terror. Y como tal, pues me gusta intercambiar opinión sobre ellos en los foros virtuales.
Es
común para mí discutir en estos foros de mangas tan conocidos como Dragon Ball,
Naruto, Saint Seiya o Battle Royale. Asimismo, gusto de la música, series de
TV, voluntariado animalista, el diseño gráfico, los videojuegos, el fútbol y
películas de todo tipo (ciencia ficción, terror, misterio, comedia, etc.) como
literatura de todo tipo, no sólo romántica (en especial, la de detectives,
misterio y terror son mis géneros favoritos, ya que, aunque suene increíble, no
soy de leer mucha literatura romántica como muchas de mis lectoras creen). Y
ahí el común de la gente con la que suelo discutir es mayormente del género
masculino. Tengo muy buenos amigos con los que discuto sobre estos temas, me divierto horas y horas intercambiando opiniones
de todo tipo. Es más, siempre he creído que en este aspecto me he llevado mucho
mejor con los hombres que con las mujeres, tanto en la vida real como en el
plano virtual, ya que mi lista de amigos es mucho mayor que a la de mis amigas.
El caso
es que, a la hora de publicitar mis historias románticas en mi círculo de
amigos hombres, esto que les he relatado en el párrafo anterior es un gran
problema. Ya que, más de uno, a pesar de tener un grado de confianza bastante y hablar
de cualquier tema conmigo, pareciera que le tuvieran cierta alergia al género
romántico.
“Oh, ¿es romance? ¿No tienes otra historia de
otro género?, “Leería tu historia, pero me gustaría más una historia de terror, guapa.” “Si es romántica no será cursi, ¿no?”, y etc. etc. etc.
En
muchos casos les he explicado de qué van mis historias, las cuales no son
romance puro, sino también algunas contienen comedia (como “Cyberania” y
“Ring”), o temas de fútbol (“Yo soy una fan”) o drama con música (“Decídete,
Margarita”), etc. Después de esto algunos se han animado a leer mis historias y
han terminado por gustarles. Otros, aun así, con la publicidad extra que les
hacía a mis historias, no las leían. “No,
el romance me produce alergia, no me gustan los culebrones, lo siento.”
En mis
historias románticas tengo fieles lectores hombres que han llegado a ellas no
sé cómo, pero el hecho es que, a pesar de que son contados —valgan verdades, el
porcentaje será de un 10% seres trípodes (hombres), contra un 90% de seres trapecio
(mujeres)—, son unos lectores muy leales a mis historias, quienes me votan y me
comentan en varias de ellas, incluso habiendo algunos que son bastantes criticones
y/o bromistas y/o confianzudos. No
obstante, me gustaría que el porcentaje de
mis lectores masculinos aumentase.
El
romance en una historia si es narrada de un modo correcto, no tratando de que
sea tan empalagosa y cursi, puede hacer
de esta historia una bastante atractiva. Yo en mis narraciones trato de mezclar
siempre más de un género y no me gusta encasillarme sólo en el estereotipo de “fulanito
ama a menganita, se dicen 'te amo', vivieron felices para siempre y fin”. Me
gusta añadirles comedia (situaciones absurdas o irónicas), drama (situaciones
que mantengan en vilo al lector a través de las sensaciones tensas), misterio (¿Quién dejó el pañuelo ensangrentado junto a una rosa, en la
habitación de Lily mientras ella se fue a bañar?) o terror (¿descubrirá
Ignacio quién le dejó ese mensaje escrito con lápiz labial “te voy a
matar, amor mío”, acompañado con una mano ensangrentada, en el espejo de su
cuarto?).
El
romance combinado con otros elementos, en mi opinión, puede dar una muy buena
historia. El asunto no es sentir urticaria cuando alguien te diga que su
historia es romántica. Vamos, chicos, denle una oportunidad a leer un libro de
este género. Les aseguro que no se arrepentirán (y espero que no me maten mis personitas cuando me lean esto, pero seguro que algún reproche cibernético vendrá después, no importa, igual saben que los quiero y sé que ustedes me adoran)
Y
contra ustedes, mis queridos alérgicos románticos, va este manifiesto que he
escrito hoy. Nos leemos hasta otra oportunidad.
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